domingo, 7 de octubre de 2012

kléber chrome - georges perec

   "Qué son las las manzanas? Por qué las manzanas? Con qué derecho el manzano? Sabemos que, la mayor parte del tiempo, el manzano está seguro de su legitimidad, y que es inútil, sino peligroso, plantearse preguntas sobre la validez, la pertinencia de su existencia y de su función. Pero, finalmente, tarde o temprano, llega un momento en que lo que comúnmente se denomina evidencia deja de cumplir su papel, en que no basta con caminar para probar el movimiento, con respirar para vivir. A partir de entonces, todo se vuelve pregunta, pero pregunta sin respuesta; apenas formulada, la interrogación parece no tener otro efecto que la destrucción: buscando la verdad, la prueba, el que cuestiona sólo encuentra la duda. (...) sólo la muerte, al fin y al cabo, parecerá constituir ese límite exigido a partir del cual la vida volverá a encontrar su carácter de evidencia.
   El libro es la huella de esa búsqueda infructuosa bajo la cual aparece ese filigrana de la escritura que busca su verdad: un juego cuyas reglas son muy simples, pero cuya partida es la de las más desesperadamente complicadas."

Georges Perec, Nací, Eterna Cadencia, Bs. As., agosto 2012.
    

domingo, 23 de septiembre de 2012

la pared - irene gruss

I
"Le hablo a la pared.
Hay quien escribe poemas
en un muro y luego se despide, tira
la carbonilla a un lado.
Lo mío es hablarle siempre a la pared,
antes de que la derrumbe un fuego
o el tiempo simple.

Ah, ilusa,
empecinada en atender lo que calla,
lo que dice.

IV
Corres hacia la orilla,
lo que pensabas o tan simplemente veías
como mar
no era.
"El mar es una pared",
dices.

IX
Te quiero -digo
a la pared.

XII
A decir verdad,
la pared no deja pasar nada.
Es por eso que se pinta a la cal,
resguarda el No: la impenetrabilidad pone a prueba
también la lluvia como duda: "Eres así,
materia leve?"

XVI
Cabeza muerta la pared,
echo cal viva sobre esa cabeza
adiós adiós el pensamiento o la flor
allí enredada, la hojita
que titila y se aferra al viento.
No digas más. No digas Nada."

Irene Gruss, La pared, Nudista, Córdoba, 2011. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

se viene el festival de poesía...


en sus 20 años, el festival homenajea a la fabulosa beatriz vallejos.
desde el jueves 20 al sábado 22 de septiembre, en el parque de españa, centro cultural bernardino rivadavia y otros espacios de la ciudad, aquí el programa completo. a disfrutar.

http://www.fipr.com.ar/programacion.html

lunes, 17 de septiembre de 2012

la lluvia de verano - marguerite duras

"Qué hacía la madre en ese tren, lo había olvidado. Pero a ese amor no todavía, había dicho, no del todo todavía, hasta su muerte, no por completo, decía, aquella quemadura en el corazón la tendría cada vez que alcanzara ese recuerdo, porque la tenía ahí, en el cuerpo.
   La madre estaba ya en el tren cuando aquel hombre subió. Se habían amado lo que duró el viaje. Ella tenía diecisiete años. Era entonces tan hermosa como Jeanne, decía. Se habían dicho que se amaban. Habían llorado juntos. Él la había recostado en su abrigo. El compartimento había permanecido vacío, ningún pasajero había entrado. Sus cuerpos no se separaron en toda la noche.
   La madre había hablado de aquel viaje al volver de los bares de Vitry. Durtante meses, más aún, durante años, esperó volver a encontrar a ese hombre del tren. Pensaba todavía en esa espera como algo que formaba parte de la felicidad que había conocido con él. Aquella noche se había instalado como algo  resplandeciente, inigualable en su vida. Ese amor había sido tan fuerte que todavía la hacía estremecer aquella noche, en Vitry."

Marguerite Duras, La lluvia de verano, Cuenco de Plata, Bs.As., 2012.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

vestigio - denise levertov


"Mi amistad con uno, dos, sí, tres
hombres por los que sentí
una vez un deseo desenfrenado, hiriente,
aún conserva, tras tantas transformaciones,
restos de aquella fragancia,
como en un cofre donde cierta vez
se guardaron las hojas de una hierba exótica,
una hierba de propiedades variadas, curativas y peligrosas,
ahora extinguida".

denise levertov, op. cit.

martes, 11 de septiembre de 2012

qué heraldo? - denise levertov

"Un brillo gris
avanza sobre
la serenidad oscura
del agua.
Una barca viene
lenta hacia
mí, pero quién
rema y qué
trae no logro
distinguir".

Denise Levertov, op. cit.

viernes, 25 de mayo de 2012

la revolución es un sueño eterno - andrés rivera


"Qué juramos Saavedra, Belgrano, yo, Paso y Moreno, Moreno, allá, el último de la fila viboreante de hombres arrodillados en el piso de ladrillos de la sala capitular del Cabildo, la mano de Moreno, pequeña, pálida, de niño, sobre el hombro de Paso, la cara lunar, blanca, fosforescente, caída sobre el pecho, las pistolas cargadas en los bolsillos de su chaqueta, inmóvil como un ídolo, lejos de la luz de velones y candiles, lejos del crucifijo y los Santos Evangelios que reposaban sobre el sitial guarnecido por un mantel blanco y espeso? Qué juró Moreno, allí, el último en la fila viboreante de hombres arrodillados, Moreno, que estuvo, frío e indomable, detrás de French y Berutti, y los llevó, insomnes, con su voz suave, apenas un silbido filoso y continuo, a un mundo de sueño, y French y Berutti, que ya no descenderían de ese mundo de sueño, armaron a los que, apostados frente al Cabildo, esperaron como nosotros, los arrodillados, el contragolpe monárquico para aplastarlo o morir en el entrevero?
   Que juramos allí, en el Cabildo, de rodillas, ese día oscuro y otoñal de mayo? Qué juró Saavedra? Qué Belgrano, mi primo? Y qué el doctor Moreno, que me dijo rezo a Dios para que a ustred, Castelli, y a mí, la muerte nos sorprenda jóvenes?
   Juré, yo, morir joven? Y a quién juré morir joven? Y por qué?"

Andrés Rivera, La revolución es un sueño eterno, Alfaguara, Bs. As., mayo 2004. Esta novela obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1992, una de las más grandes novelas argentinas.
imagen: juan josé castelli

viernes, 18 de mayo de 2012

los enamorados II - alfred hayes


leer las novelas de alfred hayes es como mirar un cuadro de edward hopper; es sumergirse, hipnotizados, en un mundo íntimo y silencioso como esas cuevas oscuras que se forman bajo la superficie de la tierra: por un lado, el temor a entrar en ellas, por el otro, el deseo irresistible de hacerlo; es entrar en un mundo profundo y también doloroso, hecho de soledad y desencuentros. es la intimidad misma.

"Más allá había agua, sólo agua, oscura bajo un cielo oscuro, un cielo sin ninguna estrella, bajo el que la niebla cruzaba la arena. Ella se quedó sentada frente a la ventana; contemplaba la oscuridad como si al mirarla y quedarse callada un rato pudiera apropiarse de aquella ingravidez y aquel silencio húmedo, triste pero no desagradable, y apropiárselo hasta compenetrarse con él, con su lejanía, con su constante mutismo. Apagué las lámparas que el botones había encendido, para que la oscuridad de la habitación saliera al encuentro de la oscuridad del mar, y la dejé junto a la ventana mientras iba al baño a ordenar mi afeitadora, mi cepillo de dientes, y a comprobar si el agua de la ducha salía caliente. Me duché y, cuando salí del baño, ella seguía sentada junto a la ventana, con la vista en el punto donde el agua y el cielo y la oscuridad se fundían. Fui hasta la ventana y la besé."

Alfred Hayes, op. cit.
Imagen: edward hopper

domingo, 13 de mayo de 2012

los enamorados - alfred hayes



"Lo único que sabía era que, al irse, se había llevado algo que me mantenía entero, una imagen necesaria de mí mismo, algo sin lo cual corría peligro de desplomarme; y fuera lo que fuera, vanidad indispensable, idea irremplazable de mi propia vulnerabilidad, se había ido y solo ella podía devolvérmelo, o eso creía. Porque sin eso me sentía empobrecido, vaciado, misteriosamente herido; entre el mundo y yo no quedaba nada. Y ahora más que nunca, mientras pasaban las semanas, parecía haberla perdido para siempre. Mi cobardía, mi renuencia a dejarme ver, mi ironía perpetua, en dos palabras yo mismo, tal como los años me habían formado, la había perdido. Qué intolerable me resultaba ahora el peso de mi propio ser. Qué castigo tan sutil había ideado la vida. Me sentía como si mi dolor me hubiera arrinconado en una habitación y yo estuviera solo con él, un animal inevitable. Era una experiencia aterradora encontrarse indefenso, y haber quedado indefenso a causa de aquello contra lo que uno no tenía ninguna defensa. Pero cuando sufrimos lo suficiente terminamos por creer que siempre sufrimos, y que nunca fue de otra manera, y al final logramos una especie de simulacro de salud. La simplicidad de la repetición hace que el sufrimiento que se soporta durante mucho tiempo al final parezca menos intenso; por más lisiados que estemos, aprendemos a movernos bastante bien, y un extraño apenas notaría las secuerlas que dejó la enfermedad."

 Alfred Hayes, Los enamorados, La Bestia Equilátera, Buenos Aires, agosto 2011.

viernes, 11 de mayo de 2012

memorias de una viuda II - joyce carol oates

"Como una persona desesperada en un velero, un pequeño velero que se debate en un mar embravecido, después de que el patrón haya muerto arrastrado por las olas, ahogado, y la acompañante que ha quedado atrás tiene que intentar evitar que se hunda el barco... Es ridículo pensar en completar el viaje cuando a lo máximo que se puede aspirar es a mantenerse a flote."

Joyce Carol Oates, op. cit. .

sábado, 5 de mayo de 2012

poema de tom maver

EN CAMINOS despejados me atraso sin remedio
y llego a mi casa siempre después de mí
como a un lugar donde no queda nadie.

Tropiezo con cosas que ya no están,
por todas partes choco con la distancia que se abre
entre nosotros, con armarios que quedaron cerrados.
Los ecos de las charlas que todavía recuerdo
son sobre viajes que se llevan a los que hablan
y peparativos que hace uno solo.

 Apenas te fuiste, borré cada huella tuya
 para no ver adonde iría la siguiente.
 Fuí, uno por uno, deshaciendo todos tus abandonos
 hasta desorientarme y no tener cómo seguirte.

 Pero ahora resulta que cuando piso
 donde alguna vez borré los rastros de tu partida
 vuelvo a tropezar con algo que quedó de vos
 y que se sigue yendo de donde ya no estás.

Tom Maver, Yo, la incesante nieve, Huesos de Jibia, Buenos Aires, 2009. tomado del blog de sandra todo "el placard". gracias, sandra y tom!.
imagen: cruce de caminos by hundterwasser

viernes, 4 de mayo de 2012

en tierras bajas - herta müller

"Las mariposas alzan el vuelo desde las vides y bailan por encima del patio.
   Cazamos mariposas de la col con venas quebradizas en las alas. Esperamos oír sus gritos cuando las atravesamos con un alfiler, pero no tienen huesos en el cuerpo, son livianas y sólo pueden volar, y eso no basta cuando es verano en todas partes.
   Aletean en el alfiler hasta que mueren.
   En dialecto suaba se llama "carroña", Luder, al cadáver de un animal. Una mariposa no puede ser carroña. Se consume sin podrirse.
   Moscas en la jofaina, ruido loco y ahogado de ventiladores en el cubo de leche agria. Moscas sobre la superficie gris del agua jabonosa en la jofaina. Ojos hinchados, lengüeta estirada que pincha el agua, patitas finísimas que se agitan rabiosamente.
   Pronto llega el último temblor y el bicho se queda en la superficie, cada vez más liviano de pura muerte.
    Por cada mariposa se me pegan dos gotas de sangre bajo las uñas de los dedos. La cabeza cercenada de la mosca cae de mi mano al suelo como semilla de mala hierba.
    El abuelo nos dejaba jugar.
   Sólo hay que dejar vivir a las golondrinas, son animales útiles, decía. Y usaba la palabra "dañino" para las mariposas de col, y "carroña" para los innumerables perros muertos.
   Las orugas, que en realidad son mariposas, salen de sus crisálidas. Crisálidas pegadas a las estacas de las vides; algodón ciego.
   Y de dónde llegó la primera mariposa, abuelo?"

Herta Müller, En tierras bajas, Punto de lectura, Bs. As., 2010.
Imagen: rébecca dautremer

viernes, 6 de abril de 2012

en breve cárcel - silvia molloy


"Hoy querría estar sola en el mar: cómoda en el agua, dejándose ir, sin que nadie la llame desde la costa, sin salvatajes espectaculares. Simplemente con el agua, con el mar violento que añora porque lo necesita cada vez más. En esas vacaciones desaparecían los horarios o se modificaban tan radicalmente que el ritrmo que marcaban era casi suyo. No se almorzaba a la una sino a las tres; no se comía a las nueve sino a las once. El pueblo al borde del mar era entonces casi un pueblo de campo, con algunas calles asfaltadas, con muchas diagonales que partían de una plaza central invariablemente seca, decoradas con palmeras y un general de bronce: era un puñado de manzanas que de pronto se disolvía en quintas y potreros. (...) No es del todo verdad que necesite de recintos estancos como el cuarto en que vive, como el cuarto de baño en el que de chica se fabricaba una existencia, para imaginar: suelta en el mar, urdía fantasías igualmente satisfactorias. Habría querido, aunque fuera una única vez, volver al mar por la tarde, sola, quedarse en el agua hasta sentirse entumecida y totalmente entregada a las olas. Entonces se habría dejado llevar sin miedo, a una hora en que ya no había bañeros ni figuras maternales que se agitaban en la playa, y se habría dormido lejos, muy lejos de la costa, sintiéndose segura."

Silvia Molloy, en breve cárcel, Fondo de Cultura Económica, Bs. As., 2012.

sábado, 10 de marzo de 2012

memorias de una viuda - joyce carol oates

"El silencio eterno de estos espacios infinitos me atemoriza. Es horrible sentir que todo lo que poseemos se nos escapa. Entre nosotros y el cielo o el infierno sólo hay vida, que es la cosa más frágil del mundo. El último acto es trágico, por muy feliz que sea el resto de la obra, al final arrojan un poco de tierra sobre nuestras cabezas, y ese es el final definitivo.
   Navegamos en una vasta esfera, siempre a la deriva y en la incertidumbre, empujados de un extremo a otro. Cuando pensamos en atarnos a cualquier punto, se tambalea y nos abandona; y si lo seguimos, se nos escapa de las manos, se escabulle y desaparece para siempre. Nada se queda a nuestro lado. Ésta es nuestra condición natural y, sin embargo, es completamente opuesta a nuestras inclinaciones; ardemos de deseos de encontrar un terreno firme y una base definitiva y segura sobre la que construir una torre que llegue hasta el Infinito. Pero nuestros fundamentos se agrietan, y la tierra se abre hacia el abismo."

Joyce Carol Oates, Memorias de una viuda, Alafaguara, Bs. As., febereo 2012. 

jueves, 23 de febrero de 2012

el cambio - denise levertov

"Durante años los muertos
eran el terrible peso de su ausencia,
el peso de lo que no se había puesto en sus manos.
Rara vez una aparición -sueño o visión-
aligeraba esa carga por un instante, como alguien
que está detrás de nosotros y que por un momento
sostiene el peso de una carga,
pero sin soltar las correas: el dolor sigue ahí,
aunque puedes aprender a no sentirlo
siempre que la malvada memoria
no vuelva a tirar con súbita fuerza.
Pero vas cayendo en la cuenta
de que por un tiempo
necesitabas llevar ese peso.
Qué débil, qué ingrávida te sientes sin ella, flotando
de aquí para allá, colisionando por popa contra las cosas.  
Y es justo cuando los muertos regresan:
aunque no como visiones. No vienen
ahora separados, para no ser vistos, no,
son ellos los que nos ven: con su mirada,
por segundos, minutos, quizás por más tiempo,
desvían la mirada del que está de duelo. Justo ahora,
ese movimiento de la luz, arpegio
en el arpa del océano,
no lo ha visto quien está acostumbrado
a cargar con la pesada ausencia, sólo lo percibió
el que lleva muerto y ausente mucho tiempo, el que mira
desde dentro de nuestros ojos bien abiertos."

Denise Levertov, Arenas del pozo, Señor Hidalgo, Brcelona, 2007.

domingo, 22 de enero de 2012

viaje al corazón del día II - armonía somers

"Y que desafié la tristeza de los domingos de que sufre tanta gente. Y todo eso porque conocí el amor más grande que pueda caber en una tan limitada vida como la que nos dieron, ya que precisamente ese amor estaba en el fondo incontaminado de la tierra, aquel hoyo con un fuego de consumación total como el del magma y no la tibia luz de los equinoccios donde fluctúa la mediana gente que anda en la superficie."

Armonía Somers, Viaje al corazón del día, el cuenco de plata, Bs. As., 2011.
Ilustración: paula domínguez romeo

jueves, 19 de enero de 2012

pequeño territorio de lo cierto - marcelo carnero




"Detesto las casas donde no pasa nada, las casas con todo en orden, los pisos, las paredes limpias. Las detesto porque creo, siempre, que una casa es su persona, su habitante. Y desconfío de la gente que no tiembla con el viento o las tormentas. (...) Cómo vivir en el eco, en la inacción, impulsados por una fuerza que ya no somos y nos repite? Quizás el encuentro con esa forma de vida, nos repliegue a la nostalgia de sentir en la propia, la vida subterránea que nos vive. Pero no podemos habitar el terror, hay que salir, profundizar la brevedad de la hermosura."

Marcelo Carnero, Pequeño territorio de lo cierto, Curandera, Bs. As., 2011