y llego a mi casa siempre después de mí
como a un lugar donde no queda nadie.
Tropiezo con cosas que ya no están,
por todas partes choco con la distancia que se abre
entre nosotros, con armarios que quedaron cerrados.
Los ecos de las charlas que todavía recuerdo
son sobre viajes que se llevan a los que hablan
y peparativos que hace uno solo.
Apenas te fuiste, borré cada huella tuya
para no ver adonde iría la siguiente.
Fuí, uno por uno, deshaciendo todos tus abandonos
hasta desorientarme y no tener cómo seguirte.
Pero ahora resulta que cuando piso
donde alguna vez borré los rastros de tu partida
vuelvo a tropezar con algo que quedó de vos
y que se sigue yendo de donde ya no estás.
Tom Maver, Yo, la incesante nieve, Huesos de Jibia, Buenos Aires, 2009. tomado del blog de sandra todo "el placard". gracias, sandra y tom!.
imagen: cruce de caminos by hundterwasser
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