jueves, 12 de mayo de 2011

crónica inmediata de las percepciones

1) Quisiera abrir la puerta y encontrarte allí, de pie, esperándome con la única intención de abrazarme.

2) Cuidar lo que como durante cinco días y ver con frustración que no he perdido ni un solo gramo de mi existencia.

3) Cambio el color de tintura por uno menos colorado, me corto un poco el cabello, más desmechado, menos prolijo, como si esta fuera la única manera de anular las ideas, alivianar la cabeza.

4) La botella de agua mineral transpira. Las gotas humedecen la servilleta, la bandeja, podrían llegar a las sábanas, la almohada, luego el piso. Una inundación comienza con una sola gota.

5) El deseo de dormir para soñar. Soñar para escribir.

6) Unas manchas de remolacha en los nudillos de la mano que rápidamente confundo con sangre.

7) Un cuerpo delgado, tan extremadamente delgado que podría quebrarse en el próximo paso.

8) Una sombra se mueve con rapidez en el pasillo, no es la proyección de la luz del sol, no es mi gata deambulando en silencio por los rincones, ni mi reflejo en el espejo. Tampoco nadie más que viva aquí. Nadie más vive aquí..?

9) Ingreso al hall del sanatorio. Otra vez ese impacto en mi nariz, ese olor a muerte tan limpia, tan desinfectada.

10) Una carta que sigo escribiendo: borro palabras, tacho frases de principio a fin, cambio la puntuación, incorporo un tono más tierno, menos patético. Pero no. Aún no.

paula aramburu, mayo 2011.

2 comentarios:

  1. gracias, robert! y hay más, muchas más, surgen todos los días... parece que la consigna también fue un buen disparador para mí! nos vemos el miércoles. bs.

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