"No volví en mí hasta unas cuantas horas después. Yo era una cáscara vacía y, a través de mi cuerpo, reverberaba una resonancia hueca. Era consciente de que me había quedado vacío. Todo, absolutamente todo lo que mi cuerpo debía de haber contenido hasta entonces había salido de mi interior. (...) El paisaje donde posaba los ojos fue recobrando algo de color y la sensación incierta de estar andando por la superficie de la luna fue perdiendo fuerza. La gravedad se alteró de una manera extraña y sentí de una manera imprecisa, como si contemplara a través de un cristal algo que le ocurriera a otra persona, cómo iban desprendiéndose de mi cuerpo, una tras otra, todas aquellas cosas que se habían adherido a él./ Al mismo tiempo, algo que había en mi interior se borró y extinguió para siempre. En silencio, de una manera definitiva."
Haruki Murakami, op. cit.
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