"Un profundo lodazal, viscoso y pesado, donde cada vez que daba un paso se me hundían los pies. Y yo lo cruzaba haciendo un esfuerzo sobrehumano. No veía nada, ni delante ni detrás de mí. Sólo un cenegal de tintes oscuros extendiéndose hasta el infinito./ El tiempo transcurría al ritmo de mis pasos. A mi alrededor, hacía tiempo que todos habían emprendido la marcha, y yo y mi tiempo seguíamos arrastrándonos con torpeza por aquel lodazal. (...) Pero los acontecimientos que tuvieron lugar, todos y cada uno de ellos, no fueron más que pantomimas carentes de entidad y significado. Y yo me limitaba a vivir día tras días sin apenas levantar la cabeza. Lo único que se reflejaba en mis pupilas era aquel lodazal infinito. Levantaba el pie derecho, luego el izquierdo, de nuevo el pie derecho. Ni siquieras sabía con certeza dónde me encontraba. No lograba orientarme. Sólo sabía que tenía que dirigirme a alguna parte y, por ese motivo, movía los pies."
Haruki Murakami, Tokio Blues. Norwegian Wood, Maxi Tusquets, Bs. As., diciembre 2009.
Haruki Murakami, Tokio Blues. Norwegian Wood, Maxi Tusquets, Bs. As., diciembre 2009.