"Para mí, algunas inconciencias son como maldades. Una palabra dicha a la ligera, un gesto no controlado, una actitud, un brillo de los ojos, una entonación, un reflejo,... y el mundo está allí, podrido, irrecuperable. El otro, el otro al que se creía tan cercano, tan verdadero, se encierra de golpe en su cascarón. Rechaza. Reniega. Cierra la puerta odiosa de su yo y frente a él no queda más que la noche, vacía, desesperante, hostil. Los hombres y las mujeres a veces tienen esas inconciencias, esa suprema fuerza de la enemistad. Dejan bruscamente, sin que se pueda comprender por qué, de ser cercanos, retoman su viejo rostro del enemigo. Mienten. Engañan. Se deslizan en el campo de lo incontrolable, de lo inhabitable. Tal vez eso es lo más odiable: ese instante donde el relativo confort de los hábitos, de las costumbres, de la civilización se sacude. Surge como una máscara que gesticula la cara que no se conoce, que no podrá conocerse".
J.M.G Le Clézio, El éxtasis material, AH, Bs. As., 2010
J.M.G Le Clézio, El éxtasis material, AH, Bs. As., 2010
imagen: paula aramburu
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