sábado, 5 de septiembre de 2009

metafísica de los tubos - amélie nothomb


"En el principio no había nada. Y esa nada no estaba ni vacía ni era indefinida: se bastaba sola a sí misma. Y Dios vio que aquello era bueno. Por nada del mundo se le habría ocurrido crear algo. La nada era más que suficiente: lo colmaba.
Dios tenía los ojos perpetuamente abiertos y fijos. Si hubieranestado cerrados, nada habría cambiado. No había nada que ver y Dios nada miraba. Se sentía repleto y complacto como un huevo duro, cuya redondez e inmovilidad también poseía.
(...) Los ojos de los seres vivos poseen la más sorprendente de las virtudes: la mirada. No existe nada tan singular. De las orejas de las criaturas no decimos que poseen una 'escuchada', ni de sus narices que poseen una 'olida' o una 'aspirada'.
Qué es la mirada? Ninguna palabra puede aproximarse a su extraña esencia. Y, sin embargo, la mirada existe. Incluso podría decirse que pocas realidades existen hasta tal punto.
Cuál es la diferencia entre los ojos que poseen una mirada y los ojos que no la poseen? Esta diferencia tiene un nombre: la vida. La vida comienza donde empieza la mirada.
Dios carecía de mirada."

Amélie Nothomb, Metafísica de los tubos, Anagrama, Barcelona, mayo 2007.
Foto: Juliette y Amélie Nothomb, tomada por Danièle Nothomb.

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