"El desierto es un modo de ser (...) De día el aire destella. Y están los espejismos. Se ve de tanto querer ver, un oasis de tierra húmeda y fértil, palmeras y agua, sombra, al fin sombra para los ojos que al sol enloquecido se vuelven verde esmeralda" - clarice lispector
sábado, 29 de octubre de 2011
la llegada a la escritura - héléne cixous
"Cómo no habría deseado yo escribir? Puesto que los libros se apoderaban de mí, me transportaban, me traspasaban hasta las entrañas, me hacían sentir su poder desinteresado; puesto que me sentía amada por un texto que no se dirigía a mí, a tí, sino al otro; atravesada por la vida misma, que no juzga, que no elige, que toca sin señalar: agitada, arrancada de mí, por el amor? (...) esto fue lo primero que supe: que la vida es frágil y que la muerte tiene el poder. Que la vida, ocupada como está en amar, en incubar, en mirar, en acariciar, en cantar, se encuentra amenazada por el odio y la muerte, y que tiene que defenderse. (...) Entonces, cuando lo has perdido todo, no hay más camino, no hay más sentido, no hay más signo fijo, no hay más suelo, no hay más pensamiento que resista otro pensamiento, cuando estás perdida, fuera de tí, y continúas perdiéndote, cuando devienes el movimientro enloquecedor de perderte, entonces es por ahí, desde ahí, donde eres trama despedazada, carne que deja pasar lo extraño, ser sin defensa, sin resistencia, sin barra, sin piel, completamente abismada de otra, es en esos tiempos jadeantes cuando escrituras te atraviesan, eres recorrida por cantos de pureza inusitada, porque no se dirigen a nadie, brotan, surgen, fuera de la garganta de tus habitantes desconocidas son gritos que la vida y la muerte arrojan al combatirse. (...) Hay posibilidades que no surgieron nunca. Otras totalmente imprevistas que nos ocurrieron una sola vez. Flores, animales, artefactos, abuelas, árboles, ríos, nos atraviesan, nos cambian, nos sorprenden. Escribir: primero soy tocada, acariciada, lastimada, después busco descubrir el secreto de ese tocamiento para extenderlo, celebrarlo y transformarlo en una caricia distinta."
Héléne Cixous, La llegada a la escritura, Amorrortu, Bs. As., 2006.
Héléne Cixous, La llegada a la escritura, Amorrortu, Bs. As., 2006.
miércoles, 26 de octubre de 2011
nuestra casa
a mi hermana, por el recuerdo de nuestra casa, nuestra infancia
a mi mamá, i.m. (11 de junio de 1940 - 26 de octubre de 2008)
nada queda de nuestra casa
no hay cajas, ni cintas para embalar
ni camiones de mudanza esperando
su carga; no hay más ropa, ni libros
ni plantas, ni cuadros, sólo quedan
alfombras y empapelados gastados
no habrá más veranos en esa casa, ni juegos
a escondidas a la hora de la siesta
no habrá olor a bizcochuelo de vainilla
a la vuelta de la escuela, ni a pan
recién tostado los domingos por la mañana
no escucharemos música ni los gritos
de los chicos jugando a la popa mancha
no festejaremos cumpleaños en esa casa
ni ascensos, ni materias aprobadas
no planificaremos ningún viaje
ni veremos nuestras caras
frente al espejo
ya no hay abuelos, ni padre
ni madre, nada queda
de nuestra casa
paula aramburu, op. cit.
a mi mamá, i.m. (11 de junio de 1940 - 26 de octubre de 2008)
nada queda de nuestra casa
no hay cajas, ni cintas para embalar
ni camiones de mudanza esperando
su carga; no hay más ropa, ni libros
ni plantas, ni cuadros, sólo quedan
alfombras y empapelados gastados
no habrá más veranos en esa casa, ni juegos
a escondidas a la hora de la siesta
no habrá olor a bizcochuelo de vainilla
a la vuelta de la escuela, ni a pan
recién tostado los domingos por la mañana
no escucharemos música ni los gritos
de los chicos jugando a la popa mancha
no festejaremos cumpleaños en esa casa
ni ascensos, ni materias aprobadas
no planificaremos ningún viaje
ni veremos nuestras caras
frente al espejo
ya no hay abuelos, ni padre
ni madre, nada queda
de nuestra casa
paula aramburu, op. cit.
domingo, 16 de octubre de 2011
día de la madre
Té con canela
a mi madre (i.m.)
a veces me parece escuchar su voz
recorriendo la casa, su voz siempre amable
pidiendo que le prepare un tecito
con canela y dos sobrecitos y medio
de azúcar, preguntando ansiosa
por la edición de mi primer libro
sugiriendo la distribución de títulos
y subtítulos, la combinación de colores
para la tapa, toda su atención
puesta en cada detalle, el mejor
diseño que veían sus ojos
a veces creo escuchar su voz
dando vueltas por la casa, recordándome
que en estos tiempos de sequía debería regar
con mayor frecuencia las plantas, lo conveniente
que sería comprarme una heladera con freezer
y cambiarme el color del cabello por un tono más claro,
y su voz calma, diciéndome: tranquila,
vas a estar bien.
paula aramburu, Desplazamientos, editorial ciudad gótica, rosario, septiembre 2010
a mi madre (i.m.)
a veces me parece escuchar su voz
recorriendo la casa, su voz siempre amable
pidiendo que le prepare un tecito
con canela y dos sobrecitos y medio
de azúcar, preguntando ansiosa
por la edición de mi primer libro
sugiriendo la distribución de títulos
y subtítulos, la combinación de colores
para la tapa, toda su atención
puesta en cada detalle, el mejor
diseño que veían sus ojos
a veces creo escuchar su voz
dando vueltas por la casa, recordándome
que en estos tiempos de sequía debería regar
con mayor frecuencia las plantas, lo conveniente
que sería comprarme una heladera con freezer
y cambiarme el color del cabello por un tono más claro,
y su voz calma, diciéndome: tranquila,
vas a estar bien.
paula aramburu, Desplazamientos, editorial ciudad gótica, rosario, septiembre 2010
jueves, 6 de octubre de 2011
entrevista en 1 poeta y 10 preguntas - por pablo moreno
pueden leer la enrevista que me hizo pablo gabo moreno para su sitio "1 poeta y 10 preguntas" en este link: https://sites.google.com/site/10preguntaspara1poeta (también pueden encontrar el link en la columna derecha de este blog).
gracias pablo!! un placer leer tu propuesta y responder a cada pregunta, gracias por hacerme pensar, por tu interés y el espacio que me hiciste en tu blog.
gracias pablo!! un placer leer tu propuesta y responder a cada pregunta, gracias por hacerme pensar, por tu interés y el espacio que me hiciste en tu blog.
sábado, 1 de octubre de 2011
la poesía según ana lafferranderie, joaquín valenzuela y javier cófreces
Una escena de infancia - Ana Lafferranderie
"Tendría unos nueve o diez años y estaba mirando por la ventana de mi habitación, un tercer piso. Tuve una sensación de perplejidad: cierta distancia emocionada en relación a eso que veía. Como si lo estuviera viendo con otros ojos desde otra dimensión. Gente pasando por la calle, caminando lento como ocurre en los barrios. Algún perro, un auto con su sonido. El sol sobre las copas de los árboles. La vida transcurriendo frente a mí. Y ese transcurrir de lo vital se manifestó por primera vez como un hecho poético. Lo que veía se integraba a un todo, una única cosa que repercutía en mí con una intensidad desconocida. Algo parecido había sentido al escuchar algunas canciones, una emoción que atravesaba el cuerpo y lo dejaba quieto y asombrado en su propio sentir. Pero esta vez me generó una urgencia por ponerlo en palabras. Fui a un cuaderno azul con botes de colores en las tapas y ahí escribí algo sobre la belleza de estar viva. Fue el primer texto de mi cuaderno de infancia donde quedó el primer atisbo de esta forma única, de esta luz sin tiempo que nos pega en la cara cuando hay poesía."
* * *
Tocar, ver la poesía - Joaquín Valenzuela
"Mi primer contacto con la poesía lo tuve a los siete u ocho años. Digo contacto hablando de tocar, ver la poesía escrita a mano, con tinta negra aguachenta, en cuadernos amarillos, o impresa, casi grabada en revistas lejanas ya para aquellos tiempos: eran las poesías de mi bisabuela, Betina, que había sido poetisa, como se decía de entrecasa. (...)
Mi abuela y mi tía abuela tenía reunidos en un volumen hecho a mano recortes con los poemas de su madre aparecidos en los diarios del pueblo y alrededores. Todo esto va a ser tuyo, me decían, cuando nosotras no estemos. Todavía me sé un poema que recitaba de memoria en cuanta reunión familiar había.
Con el tiempo todo ese material quedó en mis manos.
Claro que en esa época yo no pensaba mucho en la poesía, yo quería ser payaso, director de circo, contador de historias ambulante, fabricante de títeres (cosa que conseguí) y entonces, ahora, creo que a veces todos esos oficios se juntan, se condensan y, también, a veces, me hacen escribir poesía."
* * *
Inventar mundos y recrearlos - Javier Cófreces
"(...) En aquel tiempo tenía muy buena memoria y los curas se aprovecharon de ella. Me tomaron como un prodigio y me hacían memorizar poemas de treinta o cuarenta estrofas que me aprendía en pocos días. En su mayoría eran gauchescos, pero también recitaba a poetas católicos que hablaban de Dios y de la Virgen. Un chico me acompañaba con la guitarra, otro con un tonete y otro con un bombo, y nos llevaban de escuela en escuela para hacer nuestro número en vivo. Terminé el colegio detestando todo aquello que se escribía finito y alargado. Los curas me agotaron la memoria y no volví a recuperarla...
Volviendo al comienzo de la historia, cuando leí el libro Los exorcismos sentí que se me abría la cabeza y comprendí que "poesía" era también otra cosa. Que no era solamente insoportables exclamaciones rimadas. Descubrí que los poemas podían inventar mundos y recrearlos. Que podían sorprendernos y enriquecernos desde la palabra y las imágenes que evocan. En fin, que podía iluminarnos la vida. (...)".
Revista II Festival de Poesía en la Escuela, op. cit.
"Tendría unos nueve o diez años y estaba mirando por la ventana de mi habitación, un tercer piso. Tuve una sensación de perplejidad: cierta distancia emocionada en relación a eso que veía. Como si lo estuviera viendo con otros ojos desde otra dimensión. Gente pasando por la calle, caminando lento como ocurre en los barrios. Algún perro, un auto con su sonido. El sol sobre las copas de los árboles. La vida transcurriendo frente a mí. Y ese transcurrir de lo vital se manifestó por primera vez como un hecho poético. Lo que veía se integraba a un todo, una única cosa que repercutía en mí con una intensidad desconocida. Algo parecido había sentido al escuchar algunas canciones, una emoción que atravesaba el cuerpo y lo dejaba quieto y asombrado en su propio sentir. Pero esta vez me generó una urgencia por ponerlo en palabras. Fui a un cuaderno azul con botes de colores en las tapas y ahí escribí algo sobre la belleza de estar viva. Fue el primer texto de mi cuaderno de infancia donde quedó el primer atisbo de esta forma única, de esta luz sin tiempo que nos pega en la cara cuando hay poesía."
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Tocar, ver la poesía - Joaquín Valenzuela
"Mi primer contacto con la poesía lo tuve a los siete u ocho años. Digo contacto hablando de tocar, ver la poesía escrita a mano, con tinta negra aguachenta, en cuadernos amarillos, o impresa, casi grabada en revistas lejanas ya para aquellos tiempos: eran las poesías de mi bisabuela, Betina, que había sido poetisa, como se decía de entrecasa. (...)
Mi abuela y mi tía abuela tenía reunidos en un volumen hecho a mano recortes con los poemas de su madre aparecidos en los diarios del pueblo y alrededores. Todo esto va a ser tuyo, me decían, cuando nosotras no estemos. Todavía me sé un poema que recitaba de memoria en cuanta reunión familiar había.
Con el tiempo todo ese material quedó en mis manos.
Claro que en esa época yo no pensaba mucho en la poesía, yo quería ser payaso, director de circo, contador de historias ambulante, fabricante de títeres (cosa que conseguí) y entonces, ahora, creo que a veces todos esos oficios se juntan, se condensan y, también, a veces, me hacen escribir poesía."
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Inventar mundos y recrearlos - Javier Cófreces
"(...) En aquel tiempo tenía muy buena memoria y los curas se aprovecharon de ella. Me tomaron como un prodigio y me hacían memorizar poemas de treinta o cuarenta estrofas que me aprendía en pocos días. En su mayoría eran gauchescos, pero también recitaba a poetas católicos que hablaban de Dios y de la Virgen. Un chico me acompañaba con la guitarra, otro con un tonete y otro con un bombo, y nos llevaban de escuela en escuela para hacer nuestro número en vivo. Terminé el colegio detestando todo aquello que se escribía finito y alargado. Los curas me agotaron la memoria y no volví a recuperarla...
Volviendo al comienzo de la historia, cuando leí el libro Los exorcismos sentí que se me abría la cabeza y comprendí que "poesía" era también otra cosa. Que no era solamente insoportables exclamaciones rimadas. Descubrí que los poemas podían inventar mundos y recrearlos. Que podían sorprendernos y enriquecernos desde la palabra y las imágenes que evocan. En fin, que podía iluminarnos la vida. (...)".
Revista II Festival de Poesía en la Escuela, op. cit.
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