"Como un juego, una danza. Primero un paso, después otro. El cuerpo se ve tocado por un sonido que lo impulsa, y su movimiento dibuja una imagen en el espacio. Así la poesía: un movimiento acompasado cuyo sentido se desliza transformando palabras, cosas, recuerdos, ausencias. Una palabra, luego otra. Y cada verso se despliega en el espacio en blanco de la hoja, siguiendo un ritmo interno que resuena como un canto sagrado.
Un juego, una danza: mi cuerpo solía jugar y bailar a solas. Y en esa soledad, la lectura de cuentos y poemas me revelaba un mundo tan desconocido como cautivante. Y yo me dejaba llevar, me sumergía en ese espacio incierto con la seguridad del buzo que sabe qué tesoros encontrará una vez que llegue al fondo del mar. (...)
El tiempo y la vida me enseñaron que la poesía podía suturar algunas pérdidas, nombrar el dolor por lo que ya no hay, y dar distintas formas a la ausencia. A veces, mi voz surge como un acto mágico que se produce en mí, pero más allá de mí: un instante en el que "eso" que me habita percibe la huella que deja una imagen, el retorno de un recuerdo o de un sueño donde la vida se condensa o por el contrario, se abre a múltiples sentidos. Así la poesía: un juego, una danza cuya coreografía desconozco pero cuya secuencia intuyo, la luz del faro que a lo lejos guía a los navegantes extraviados en la oscuridad del océano, la fuerza de la marea que golpe tras golpe, arrima a la costa una balsa a la deriva."
paula aramburu, Revista Poesía en la Escuela, II Festival de Poesía en la Escuela, publicación de javier galarza, marisa negri y alejandra correa, Bs. As., septiembre 2011
Un juego, una danza: mi cuerpo solía jugar y bailar a solas. Y en esa soledad, la lectura de cuentos y poemas me revelaba un mundo tan desconocido como cautivante. Y yo me dejaba llevar, me sumergía en ese espacio incierto con la seguridad del buzo que sabe qué tesoros encontrará una vez que llegue al fondo del mar. (...)
El tiempo y la vida me enseñaron que la poesía podía suturar algunas pérdidas, nombrar el dolor por lo que ya no hay, y dar distintas formas a la ausencia. A veces, mi voz surge como un acto mágico que se produce en mí, pero más allá de mí: un instante en el que "eso" que me habita percibe la huella que deja una imagen, el retorno de un recuerdo o de un sueño donde la vida se condensa o por el contrario, se abre a múltiples sentidos. Así la poesía: un juego, una danza cuya coreografía desconozco pero cuya secuencia intuyo, la luz del faro que a lo lejos guía a los navegantes extraviados en la oscuridad del océano, la fuerza de la marea que golpe tras golpe, arrima a la costa una balsa a la deriva."
paula aramburu, Revista Poesía en la Escuela, II Festival de Poesía en la Escuela, publicación de javier galarza, marisa negri y alejandra correa, Bs. As., septiembre 2011
imagen: la hija del agua, anne-julie aubry
Hermoso. Y me recordaste una frase que leí ayer: "Una imagen es un alto que se hace la mente entre dos incertidumbres".
ResponderEliminarMe deslumbró. Y ahora la veo reverberar en tus palabras.
Gracias.
gracias liz! y buenísima la frase, de quién es? ya la anoto... y la verdad, ahora que transcribí mi texto en el blog, mientras lo escribía me preguntaba: de dónde salió esto, quién lo escribió? evidentemente hay un Otro que escribe en mí y no me entero hasta después de un tiempo...
ResponderEliminarbs.
paula
Es de Djuna Barnes, en el Bosque de la Noche. (creo que lo adorarías, haciendo algunas salvedades. Tenés mucho de Nora Flood.)
ResponderEliminarPero al releer la frase veo que cometí un error: hay que erradicar ese "se" de esa iluminación (mi memoria afea). La frase es: Una imagen es un alto que hace la mente entre dos incertidumbres.
Esa sensación de ajenidad a lo mejor es una huída, un gesto de humildad, o bien de cobardía. Cuando tocamos algo profundamente cercano a nosotros o intuiciones de verdad, nuestro cuerpo opta por tomar distancia,- y quizá esa sea la única forma de disfrutarlo, aprehenderlo.
Te regalo otra en ese sentido:
"Ser inocente del todo sería ser del todo desconocido ¡Especialmente por uno mismo!"
otra cita del mismo libro.
La ajenidad en la escritura es una forma de inocencia después de que ya no queda ninguna. Jugar a no saber lo que ya se sabe.
Barnes hizo del sufrimiento amoroso un hallazgo de escritura, una novela poética. Te ruego que la leas, la subrayarás tanto... Beso
tengo "el bosque de la noche" en mi biblioteca, esperando un huequito en mi tiempo para dedicarle todo el que necesita. la leeré pronto, lápiz en mano, como siempre. gracias por las citas, comentarios, reflexiones, lecturas. bs.
ResponderEliminarbellísimo texto, Paula, me encantó, lo atesoro.
ResponderEliminartambién está en mi biblioteca "el bosque de la noche", compartiremos experiencias.
El misterio de la escritura está tal vez en ese límite impreciso entre lo que percibimos como propío y lo que se impone como salido quién sabe de dónde. De regiones insondables. Esa sensación de ajenidad cuando se escribe se repite cuando el poema está "listo" (si es que eso sucede alguna vez), cuando se erige como un objeto fuera de nosotros. ¿qué es lo propio y qué es lo ajeno? Misterios y más. Besos