dejo pasar el primer tren, no lo pierdo, lo dejo pasar; me abro paso entre la multitud, cruzo la línea amarilla que divide el andén de las vías y subo al próximo; subo y siento los cuerpos comprimiendo mi cuerpo, un codo hundiéndose entre mis costillas, una mochila negra tapándome la cara; subo y siento la falta de aire, el encierro, la ausencia de luz natural, los gritos agudos de un pequeño y su madre que intenta calmarlo sin elevar demasiado el tono de su voz; subo y siento el olor ácido a transpiración, a humo y cenizas impregnados en la lana; escucho una multiplicidad de voces que se cruzan, se mezclan hasta perder todo sentido; por encima de mi hombro percibo la mirada de un hombre con olor a alcohol recorriendo mi cuello; por encima de mis ojos, los ojos de una mujer haciendo un esfuerzo por leer lo que leo; y así avanzamos, sin luz, sin aire, cuerpo a cuerpo, todos contra todos; así avanzamos, como avanza hacia el matadero el ganado siempre a ciegas.
paula aramburu
imagen: ojodigital.com
Abajo existe un mundo que no existe. un mundo que respira, que ahoga, que vuela, que desaparece; un mundo que vive, que muere.
ResponderEliminarY quizás sea una metàfora de otros mundos menos pretenciosos; o una salida donde sólo mueren los laberintos.
Y es que así de simple transcurre ese mundo subterràneo: sin luz, sin agua, sin caras, sin cuerpos; sin tantas cosas; sobreviviendo...
qué bueno, robert, ya estaba extrañando este intercambio de poemas, bienvenido sea, y que se perpetúe! muy bueno tu texto, es un tema que estoy trabajando, lo subterráneo... veremos a dónde me lleva, espero que auna nueva superficie. nos vemos el miércoles, y gracias por recomendarme la contratapa de "página 12" de hoy, un lujo: clarice y juan forn!
ResponderEliminarMuy bueno. Las venas subterráneas que trasladan personas a una velocidad menor a su necesidad de bajar (cuanto antes!).
ResponderEliminarDesde el vientre materno hasta el cajón de los muertos...
ResponderEliminarA los humanos nos cuestan los lugares que oprimen por que aquello que llamamos "vida" transcurre entre esos dos puntos de encierro.
gracias, cartu, pata!!
ResponderEliminarsiempre siento una leve senación de asfixia cuando estoy en un subte, y sin embargo, sigo subiendo a ellos...
pata: me sacudieron tus palabras, no lo había pensado así, y es cierto, la vida transcurre en ese trayecto que va de un punto de encierro al otro... sólo espero que falte bastante para llegar al destino final; igualmente, nada de cajones para mí, nada de encierro: primero seré fuego, me haré cenizas y luego mis amigas del alma me llevarán de regreso al mar, agua que una vez me dio vida.