martes, 20 de julio de 2010

lo que veía


los días de lluvia pienso
en vos, decías; y escuchábamos
el sonido de las gotas en su lenta
caída contra las baldosas del patio,
contra las enormes y verdes hojas
de las sandalias que descansaban
contra una vieja reja blanca; decías,
siempre que llueve pienso en vos, y yo
te decía cuánto ansiaba dormir
acunada por el eco de esas pequeñas
gotas: repetición incesante, infinita
que se reproducía como un mantra
en mis oídos; decías: todos los días
de lluvia pienso en vos, sí, decías,
y yo, como hipnotizada, fuera
de mí, caía en un sueño largo
y profundo, y me dejaba llevar entonces
muy lejos, en silencio, atraída por la luz
de la lluvia; sí, una vez
te decía, hubo un lugar
y fuimos la lluvia

texto y fotografía: paula aramburu

2 comentarios:

  1. no se si es la gripe, no sé si es la lluvia, no sé si es el té de arándanos, pero sí sé que este poema es bárbaro, y eso, nada más que eso
    es suficiente para mí.

    que te mejores de tus nanas

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  2. ay, lupus, me emocionó mucho tu comentario! no sabés cuánto aprecio tus palabras; yo tampoco sé que fue, sólo sé que surgió así, como la repetición de la lluvia.
    hoy estoy un poquito mejor, aunque aún recuperándome...
    te mando un beso y gracias por pasar siempre por aquí, es muy importante, un gran impulso para mí!

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