viernes, 31 de julio de 2009

instante - wislawa szymborska






Charco

"Recuerdo muy bien ese miedo infantil.
Evitaba los charcos tras la lluvia,
sobre todo los recientes.
Alguno podría no tener fondo,
aunque se pareciera a los otros.

Me meto y de pronto me caigo toda,
comienzo a volar hacia abajo,
y más y más abajo,
en dirección a las nubes reflejadas
y a lo mejor más allá.

Luego se seca el charco,
se cierra sobre mí,
y yo atrapada para siempre -dónde-
en un grito que no sale al aire.

Solamente después llegó el entendimiento:
no todos los accidentes
siguen las reglas del mundo,
y aún si lo quisieran
no pueden suceder."

Traducción de Gerardo Beltrán.

* * *

El teléfono

"Sueño que me despierto
porque oigo el teléfono.

Sueño la seguridad
de que me llama un muerto.

Sueño que estiro la mano
para alcanzar el teléfono.

Pero ese teléfono,
distinto al que era,
se ha vuelto pesado,
como si se agarrara a algo,
como si se clavara en algo,
como si sus raíces se enredaran con algo.
Tendría que arrancarlo
junto con toda la Tierra.

Sueño mi forcejeo
inútil.

Sueño con el silencio,
porque ya no suena.

Sueño que me duermo
y despierto de nuevo."

Traducción de Abel A. Murcia Soariano

Wislawa Szymborska, Instante, Igitur/Poesía, Tarragona, España, 2005.

martes, 28 de julio de 2009

todos nosotros - raymond carver








El poema que no escribí

"Aquí está el poema que iba a escribir
antes, pero que dejé
porque te levantabas.

Estaba pensando otra vez
en aquella primera mañana en Zurich.
Nos levantamos antes del amanecer.

Durante un instante no sabíamos dónde estábamos.
Salimos al balcón que daba
al río y a la parte vieja de la ciudad.

Allí estábamos, sin más, callados.
Desnudos. Viendo cómo se aclaraba el cielo.
Tan conmovidos y tan felices. Como si
nos hubieran colocado allí
justo en aquel momento."

* * *

La pequeña habitación

"Era un buen ajuste de cuentas.
Palabras arrojadas como piedras contra las ventanas.
Ella gritaba y gritaba, como el ángel del juicio final.

Entonces apareció el sol de repente adensando
el cielo de la mañana.
En el silencio repentino, la pequeña habitación
resultaba extrañamente vacía mientras él le sacaba las lágrimas.

Se parecía a todas las demás habitaciones pequeñas de la tierra
en las que la luz encuentra dificultades para entrar.
Habitaciones en las que la gente se grita y se hiere.

Y luego siente pena, y soledad.
Incertidumbre. La necesidad de amparo."

* * *

El mejor momento del día

"Frescas noches de verano.
Las ventanas abiertas.
Las lámparas encendidas.
Fruta en el frutero.
Y tu cabeza sobre mi hombro.
El momento más feliz del día.

El amanecer
desde luego. Y ese momento
justo antes de comer.
Y las primeras horas
de la tarde.

Pero amo
estas noches de verano.
Más incluso, me parece,
que todos esos otros momentos.
El trabajo terminado por ese día.
Y nadie que nos pueda alcanzar en ese momento.
O nunca."

* * *

Ninguna necesidad

"Veo un sitio libre en la mesa.
El de quién? Quién falta? A quién le estoy gastando una broma?
El barco espera. Ninguna necesidad de remos
ni de viento. He dejado la llave
en el sitio de siempre. Ya sabes dónde.
Acuérdate de mí y de todo lo que hicimos juntos.
Ahora abrázame con fuerza. Eso es. Bésame
en la boca. Aquí. Ahora
deja que me vaya, mi amor. Déjame partir.
Ya no nos volveremos a ver en esta vida,
asique dame un beso de despedida. Aquí. Bésame otra vez.
Ahora, mi amor, deja que me vaya.
Es hora de ponerse en camino."

Raymond Carver, Todos nosotros, Bartleby Editores, Madrid, 2006.
Traducción y prólogo de Jaime Priede.