martes, 7 de octubre de 2014

INRI - raúl zurita


"Te palpo, te toco, y las yemas de mis dedos, 
habituadas a seguir siempre las tuyas, sienten
en la oscuridad que descendemos. Han cortado
todos los puentes y las cordilleras se hunden,
el Pacífico se hunde, y sus restos caen ante
nosotros como caen los restos de nuestro
corazón. Frente a la muerte alguien nos ha
hablado de la resurrección. ¿Significa eso
que tus ojos vaciados verán? ¿Que mis yemas
continuarán palpando las tuyas? Mis dedos 
tocan en la oscuridad tus dedos y descienden
como ahora han descendido las cumbres, el
mar, como desciende nuestro amor muerto, 
nuestras miradas muertas, como estas palabras
muertas. Como un campo de margaritas que
se doblan te palpo, te toco, y mis manos
buscan en la oscuridad la piel de nieve con
que quizás reviviremos. Pero no, descendidas, 
de las cumbres de los Andes sólo quedan las
huellas de estas palabras, de estas páginas
muertas, de un campo largo y muerto de flores
donde las cordilleras como mortajas blancas,
con nosotros debajo y aun abrazados, se hunden."

***

"Te palpo, te toco, y las yemas de mis dedos
buscan en la oscuridad las tuyas porque si yo
te amo y tu me amas tal vez no todo esté
perdido. Las montañas duermen abajo y
quizás las margaritas enciendan el campo de
flores blancas. Un campo donde Los Andes y 
el Pacífico abrazados en el fondo de la tierra
muerta despierten y sean como un horizonte
de flores nuestros ojos ciegos emergiendo en
la nueva primavera. ¿Será? ¿será así? Las
margaritas siguen doblándose sobre el mar
difunto, sobre las grandes cumbres difuntas y
en la oscuridad, como dos envanecidas pieles
que se buscan, mis dedos palpan a tientas los 
tuyos porque si yo te toco y tu me tocas tal
vez no todo esté perdido y, todavía, podamos
adivinar algo del amor. De todos los amores
muertos que fuimos y de un campo de flores
que crecerá cuando nuestras mortajas blancas,
cuando nuestras mortajas de nieve de todas
las montañas hundidas nos besen boca abajo y
nos vuelvan para arriba las erizadas pestañas."

Raúl Zurita, INRI, Mansalva, Buenos Aires, 2013.   

3 comentarios:

  1. Qué bello. Cuánto evocan esos versos. Dan tristeza de tan llenos de algo que quizá ni siquiera vislumbremos...

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  2. todo el libro es realmente conmovedor, profundamente conmovedor. habla de una pérdida innombrable, irreparable, y a la vez, la esperanza, acá o más allá, del reencuentro.

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    1. Leo tus palabras y me genera sentimientos encontrados. Creo que se desprenden también de esa dualidad que plantea el poema, y por lo visto, el libro. No sé si podría enfrentarme a algo así, estoy entre el deseo de esa belleza y el temor al dolor. Ando melancólica e intuyo que pondría la intensidad en la pérdida e iría desplazando la esperanza al rinconcito oscuro de la escéptica. Y el más allá queda fuera de mis posibilidades: o no tengo tanta imaginación o nunca he amado tanto. De cualquier forma te agradezco la presentación, sólo conocía de nombre a este autor. Si un día ando luminosa, me arriesgaré a semejante conmoción.

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