viernes, 9 de abril de 2010

y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos - john berger

"Originalmente, home significaba el centro del mundo, no en el sentido geográfico, sino en el ontológico. Mircea Eliade demostró que la casa, el hogar, era el lugar a partir del cual se podía fundar el mundo. El hogar se establecía, según sus palabras, 'en el corazón de lo real'. En las sociedades tradicionales, todo lo que tenía sentido en el mundo era real; alrededor existía el caos, un caos amenazador, pero era amenazador porque era irreal. Sin un hogar en el centro de lo real, uno estaba no sólo sin cobijo, sino también perdido en el no-ser, en la irrealidad. Sin un hogar, todo era una gran fragmentación."

John Berger, Y nuestros rostros mi vida, breves como fotos, Hermann Blume, España, 1986

3 comentarios:

  1. La cita de Berger es exacta y exquisita, y te agrego estas palabras de Bachelard, habla de casa, física, pero es asimilable o complementaria a la noción de hogar: "...la casa es nuestro rincón del mundo. Es -se ha dicho con frecuencia- nuestro primer universo. Es realmente un cosmos. [...]...veremos a la imaginación levantar muros con sombras impalpables, confortarse con ilusiones de protección o, a la inversa, temblar tras unos muros gruesos y dudar de las más sólidas atalayas. En suma, en la más interminable de las dialécticas, el ser amparado sensibiliza los límites de su albergue. Vive la casa en su realidad y en su virtualidad, con el pensamiento y los sueños". Un abrazo, Marta

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  2. gracias por tu bellísimo aporte, marta! bachelard es uno de los autores más lúcidos, observadores, detallistas y conmovedores que he leído en los útlimos tiempos; todos sus desarrollos sobre el hogar, la casa, y esos espacios inolvidables que se construyen durante la infancia son realmente formidables; ya subiré algún fragmento de "poética del espacio", merece tener su lugarcito en este blog, no?
    te mando un fuerte abrazo, y nos vemos pronto.

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  3. Un espacio apenas, apenitas, visto desde los pequeños huecos que dejaban sus brazos, bah ! los de ella o los tuyos... daba lo mismo entonces porque el deseo de tenerte me cegaba y era casi tan intenso como el resplandor que dejaba entrar el vacío de tus manos para que, mis ojos en los tuyos, respiren;
    Ese deseo, esa fuerza que va más allá o viene del "no se donde" bastó para liberarme, y encontrarme (sin salir de la sombra que me abrigaba) justo ahi, parado donde tus mares leyeron y contaron como era tu hogar en el mundo real, y donde los mios, cerrados, decían (chorreados de sueños) que todo terminaría cuando cuando se enoje el despertador.

    Muy lindo tu blog. Emiliano

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