"Estuve sola todo un domingo. No telefoneé a nadie y nadie me telefoneó. Estaba totalmente sola. Me quedé sentada en un sofá con el pensamiento libre. Pero en el transcurso de ese día hasta la hora de dormir, tuve tres veces un súbito reconocimiento de mí misma y del mundo que me asombró y me hizo sumergir en profundidades oscuras de donde salí hacia una luz de oro. Era el encuentro del yo con el yo. La soledad es un lujo."
Clarice Lispector, Un soplo de vida, Siruela, Madrid, 2008.
Clarice Lispector, Un soplo de vida, Siruela, Madrid, 2008.
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